La fiesta informática
Justo en la boca del estómago hay una sensación que no es fácil describir. Ese hormigueo, entre nervioso e incómodo, que se siente cuando te invitan a una fiesta, y llega el momento y asomas por la puerta. Y ¡oh!, todo el mundo se detiene y mira y sonríe. Pero sólo sonríe. Entonces miras aquí y allá, con sonrisa de anuncio de dentífrico, mientras rezas (oh, por favor), por que aparezca la anfitriona por alguna parte, o que esas leyes estúpidas y estadísticas se cumplan por una vez y haya alguien a quien conoces.
Pero no, no hay nadie conocido y la anfitriona se acerca, te saluda, te da dos besos y te dice: "Ponte cómodo, estás en tu casa". Obviamente sonríes y asientes mientras te presenta a alguien cuyos nombres no retienes porque estás ocupado pensando en que si ésta fuera tu casa estarías tumbado en el sofá, en gallumbos, y con el mando de la playstation sobre la barriga.
Y ahí estás, ellos miran y sonríen. Y nada más. Y dudas en portarte como un gentleman -un nombre que te recuerda siempre a un muñeco articulado- o hacer el payaso para caerles simpático... aunque ese duende que anida en el fondo del cerebro te dice "¿Y para qué quieres caerles simpático?"
Y así pasa otro momento de silencio incómodo. Y alguien carraspea e intenta proseguir con la conversación... porque seguro que has llegado en mitad de alguna conversación.
(Pausa)
Esa es la sensación. Casi la misma.
Habrá que relajarse. Habrá que decir hola y hacerle los honores a la anfitriona.
Y luego, pongamos verdes a los que no están.
Pero no, no hay nadie conocido y la anfitriona se acerca, te saluda, te da dos besos y te dice: "Ponte cómodo, estás en tu casa". Obviamente sonríes y asientes mientras te presenta a alguien cuyos nombres no retienes porque estás ocupado pensando en que si ésta fuera tu casa estarías tumbado en el sofá, en gallumbos, y con el mando de la playstation sobre la barriga.
Y ahí estás, ellos miran y sonríen. Y nada más. Y dudas en portarte como un gentleman -un nombre que te recuerda siempre a un muñeco articulado- o hacer el payaso para caerles simpático... aunque ese duende que anida en el fondo del cerebro te dice "¿Y para qué quieres caerles simpático?"
Y así pasa otro momento de silencio incómodo. Y alguien carraspea e intenta proseguir con la conversación... porque seguro que has llegado en mitad de alguna conversación.
(Pausa)
Esa es la sensación. Casi la misma.
Habrá que relajarse. Habrá que decir hola y hacerle los honores a la anfitriona.
Y luego, pongamos verdes a los que no están.
2 Comments:
Querido, tú siempre eres bienvenido. El honor es mío por tenerte aquí además de allí. Espero que te sientas bien con mi gente y que poco a poco los vayas conociendo... Aunque yo que sí que los conozco sé que no van a escribir demasiado, ¿son timidos? te preguntarás...¡¡¡No!!! simplemente me temo que leerán, sonreirán.... y seguirán trabajando (eso es un decir), pero yo los quiero igual, es más los adoro!!!
Disfruta de esta fiesta, gracias por venir, y ponte cómodo, ojalá tuviera una "play" que dejarte....
Besos, ratón. Elena
No, por Dios, en guanche no!!!! que si, que tu escribes.... soy capaz de decir cualquier cosa antes de que tu me hables chapurreando "ceaches" y "eses" :)
Besitos, ¡¡¡¡guapa!!!!!
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