Soy feliz

Todo acaba, las buenas cosas acaban pronto, pero he saboreado mi cumpleaños a fondo.

Ha sido un día de llamadas, mensajes, correos, foros, y amigos. Un día que te recuerda que no estás sola, que la gente se acuerda de ti, que te quiere y que además te lo hace saber.

Empezó el día con una canción de regalo, y continuó con un mensaje de felicitación a las ocho de la mañana de alguien a quien aprecio mucho y que quiso ser tempranero para felicitarme. Pasé la mañana tranquila en casa, sin trabajar, con música alegre y muchas llamadas.

He comido con mis padrinos, que son los mejores padrinos del mundo, buenos y cariñosos. He merendado con mis amigos y sus hijos, entre jaleos de carteras, uniformes, discusiones y deberes. He leido cuentos y he contado historias, he escuchado a mi amiga relatar anécdotas de sus hijos y he sido feliz entre ellos. He cenado con mis padres y mi hermana, un lujo de cena, con vino blanco y risas. Y he llegado a casa hace un rato, mareadilla por los efluvios del alcohol y de la felicidad.

Me gusta celebrar mi cumpleaños, me gusta que la gente me llame y me gusta llamar a los despistados para que me feliciten. Me gusta cumplir años, notarme arrugas, y darme cuenta que pesan los años y los kilos. Me gusta estar viva y sentirme viva. Me gusta vivir. Y celebrar que vivo.

Y me gusta sentirme así, así de feliz. Gracias a todos.