28 octubre 2005

Fin de semana


Pasada la resaca del fin de semana, vuelvo a las teclas para enseñaros dónde estuvimos el fin de semana pasado. Fuimos 14 amigos de los 16, y dos niños, que se portaron maravillosamente bien y que alegraron el fin de semana.

LLegamos el viernes a Santa Eufemia del Arroyo,Valladolid, a una casita rural, en medio de Castilla, rodeada de campos infinitos sin habitantes ni poblaciones a su alrededor. (he intentado poner una imagen pero pasa de mi el blogger este, en cuanto me aclare, las pondré) Cenamos muy bien, sopa de fideos y merluza a la no se qué (con pimentón), un ratito de charla en casa, sortear las camas que no eran camas, discusiones varias de familia bienavenida, y a dormir.

Sábado, dia lluvioso y plomizo. Me levanté animadilla, sin grandes dolores (gracias Dios mío), y con unas ganas impresionantes de empezar a corretear por Castilla con todos mis amigos. El desayuno estuvo bien, con un bollo riquísimo, que me quedé con las ganas de saber qué era , y dónde se compraba. Salimos de ruta, primero a Villagarcía, a ver la colegiata. Nos la explicó un Jesuita resabido, y amable, con mucha gracia, que nos repetió veinte veces que si a la pequeñina del grupo no se le podía poner el chupete, y no porque llorara, si no, porque la niña hablaba, se sorprendía de lo que veía, y disfrutaba con la excursión (lo que no sabe es que la niña en cuestión se subió a un brasero que había de exposición en el museo y ahi era feliz dando gritos) (he intentado poner otra foto, de un retablo que habia en la capilla de la colegiata y que yo no vi, pero que al verlo en foto me encantó, pero el blogger me dice que nanay de la china)

Después le tocó el turno al Monasterio de la Santa Espina, que a mi personalmente me impresionó por su austeridad y por el calor que desprendía la iglesia aún estando sus paredes vacías. También me quedé sin ver la espina, que según dice la tradición es una espina de la corona de Cristo, bañada en plata para conservarla del paso del tiempo, y expuesta en este Monasterio en una ornacina a la que se accede por un pasillo estrecho no sé si también con escaleras. Yo en ese momento esta ocupada con la niña que se había quedado dormida en mis brazos, así que, como era feliz con su abrazo, no me preocupó si había escaleras, pasillos angostos o mil sitios inaccesibles a los que acceder.

La comida fue un poco excesiva, patatas a la riojana y callos con garbanzos. Todo, como no, con pimentón. Una servidora se ganó la bronquilla de la dueña al no querer seguir empapuzándome después del segundo plato de patatas -no comes nada, niña, tienes que cuidarte, te hago otra cosa. No gracias, muchas gracias. (socorro!! )

Por la tarde, siesta de algunos, sobremesa relajada de otros, y vuelta a salir. Paró de llover, así que todo fue más fácil. Medina de Rioseco, canal de Castilla, una maravilla de barquito, tipo rio Misisipi, que nos llevó 8 km a traveés del canal, para disfrutar de los chopos y de los campos de castilla nuevamente. Muy relajante la verdad, el agua te mecía y un sopor estupendo se iba apoderando lentamente de ti (otro intento frustrado de poner fotos) Yo dejé el estrés de Madrid en esas aguas. Pobre del que beba de ellas, acabará contagiándose de mi mala idea!!!. Misa en Medina, copilla en un bareto que me recordó a uno de Pamplona en mi época estudiantil, y vuelta a Santa Eufemia.

Cena en casa, con abundante pimentón otra vez...y sobremesa en casa. Dvd con fotos, historias, recuerdos, situaciones ya olvidadas, gente que se quedó por el camino, y mucho, mucho cariño. Y muchas, muchas risas.También despedimos la soltería de dos de nosotros casi, casi como se merecían, y a dormir.

Domingo. Yo me desperté con algo de cansancio en el cuerpo, algo de resaquilla por el vino y la sidra, y animada por el buen día que hacía. Fuimos a ver una Iglesia del siglo X, en San Cebrian de Mazote, que a mi personalmente me encantó por su singularidad, paseamos por el pueblo un ratín y nos fuimos para Ureña, pueblo situado en el interior de una muralla del siglo XV, con sus torres y almenas, su patio de armas con cementerio incluido, y las puertas y portones que parecen proteger a la gente de la villa. Pasear por sus calles, fue como trasladarse a otra época, en cualquier momento podía aparecer un caballero medieval, con malla, armadura y caballo. Una maravilla que yo no esperaba encontrar. (ver la foto que he conseguido subir)

Finalmente, después de comer, vuelta a Madrid, parada estratégica en Tordesillas, para comprar dulces, cómo no, y después de un bonito atasco en el túnel de Guadarrama llegamos a casa felices y agotados.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Referente a la Santa Espina y respecto a su centro de capacitacion encontre una web muy buena:

http://www.vidarural.org

1:34 p. m.  

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