13 junio 2006

Gracias, Eugenio

Hoy me ha acompañado hasta casa un ángel llamado Eugenio. He bajado del metro en Nuevos Ministerios, y un hombre de unos 40 años, luego me he enterado que tenia 42, con el pelo gris, largo, por debajo de los hombros, camiseta blanca, y vaqueros negros ceñidos, me dice, para donde vas?, pues... he dudado (no está la vida para fiarse de cualquiera), pues hacia cuatro caminos, (es una media hora con la silla, cuesta arriba todo el rato, bajo un sol de justicia...)y me dice, vale! pues si quieres empujo yo la silla que voy a plaza de castilla y me da lo mismo un camino que otro. Le he sonreido, y hala, hacia cuatro caminos los dos juntos.

Hemos empezado a hablar ...y a los cinco minutos sabia ya que acababa de salir de la carcel, seis dias de permiso, los primeros en ocho años. Tiene dos hijos, una de 21 años, y otro de 17, a los que quiere con toda el alma, una mujer que lleva ocho años esperándole y a la que todavía ama, y mucho miedo en el corazón me ha dicho, miedo a la libertad, a los coches, al tráfico, a la gente, a un mundo que ya no reconoce. Son muchos años retirado, me dice. Y me quedan dos, la recta final. Que pasarán pronto. Pues si, le he dicho, pasarán antes de lo que crees. Y podrás volver a tu casa. Hemos seguido hablando, contando cosas, yo pocas, el bastantes hasta que hemos llegado a la glorieta.

En veinte minutos estábamos en cuatro caminos, el tenía que presentarse en los juzgados de Plaza Castilla, y yo me iba a casa a comer. Me ha invitado a un helado, que me lo he tomado sola en casa, a su salud, agradecida desde el fondo del corazón por su ayuda y por su compañía.

Y aunque le he dado las gracias a él por ayudarme, necesitaba gritar al mundo entero que Eugenio es un ángel, que tiene buen corazón y que le deseo lo mejor.

Gracias.