28 octubre 2005

No creo en la eternidad de las peleas.

Me impresiona ver que hay gente que no tiene la culpa de nada nunca...Siempre son los demás los que abandonan, los que no luchan, los que no son como se espera, los que deberían ser como esa persona cree que deben ser. Ese tipo de gente son los que te montan broncas monumentales por cosas pequeñas porque ellos mismos las provocan y luego no quieren admitirlo. Esas mismas personas cuando vas a disculparte o intentas hablar con ellas para arrreglar las cosas, son las que consideran que has fallado y que no mereces la pena desde ese momento. No se plantean que ellos han podido fallar en cosas mas importantes anteriormente y que tu has escuchado sus explicaciones, has perdonado y has seguido adelante con ellos. No, eso no se lo plantean porque tampoco se plantean que tu pudieras no perdonarles a ellos, que son tan maravillosos y estupendos. Pero claro, fállales tú a ellos, ¡a ellos! ¿cómo tú en tu insignificancia puedes osar fallarles a ellos que son tan maravillosos.? ¿Cómo es posible que tú te atrevas a semejante osadía?. Simplemente no tienen en cuenta que tu eres humana, que aunque les quieres, les puedes fallar, que aunque en algunas cosas puedes ser buena, no lo eres en todas, que tienes defectos y virtudes y que a veces, si te pisan el callo de forma muy continuada, puedes incluso saltar y decir lo que no debes en un momento determinado a ellos, si a ellos, a los que nadie se atreve a llevar la contraria porque te dejan de hablar.

Siempre se puede despejar balones fuera, siempre, lo difícil es darse cuenta de que uno mismo puede ser culpable de muchas cosas, cosas que van acumulándose, cosas que gota a gota hacen un muchito de hartura, mentiras absurdas, que van enturbiando la amistad, excusas no pedidas que te demuestran que no respetan tu inteligencia, situaciones no buscadas, que hacen que los demás se cansen hasta explotar un día. Uno puede ser culpable de muchas cosas, y muchas de ellas sin querer que sucedan.

Por eso es importante hablar, pedir perdón, y seguir adelante si se puede, y si no se puede, dejar las cosas como terminaron pero sin el sabor amargo que dejan las peleas. Pero siempre hay que hablar. Hasta los condenados a muerte tienen derecho a una última cena, a un último deseo, y a un juicio justo.


PD: El título de este post es una frase de una canción de Jorge Drexler. Lo aclaro para evitar que se me acuse de plagio.

Fin de semana


Pasada la resaca del fin de semana, vuelvo a las teclas para enseñaros dónde estuvimos el fin de semana pasado. Fuimos 14 amigos de los 16, y dos niños, que se portaron maravillosamente bien y que alegraron el fin de semana.

LLegamos el viernes a Santa Eufemia del Arroyo,Valladolid, a una casita rural, en medio de Castilla, rodeada de campos infinitos sin habitantes ni poblaciones a su alrededor. (he intentado poner una imagen pero pasa de mi el blogger este, en cuanto me aclare, las pondré) Cenamos muy bien, sopa de fideos y merluza a la no se qué (con pimentón), un ratito de charla en casa, sortear las camas que no eran camas, discusiones varias de familia bienavenida, y a dormir.

Sábado, dia lluvioso y plomizo. Me levanté animadilla, sin grandes dolores (gracias Dios mío), y con unas ganas impresionantes de empezar a corretear por Castilla con todos mis amigos. El desayuno estuvo bien, con un bollo riquísimo, que me quedé con las ganas de saber qué era , y dónde se compraba. Salimos de ruta, primero a Villagarcía, a ver la colegiata. Nos la explicó un Jesuita resabido, y amable, con mucha gracia, que nos repetió veinte veces que si a la pequeñina del grupo no se le podía poner el chupete, y no porque llorara, si no, porque la niña hablaba, se sorprendía de lo que veía, y disfrutaba con la excursión (lo que no sabe es que la niña en cuestión se subió a un brasero que había de exposición en el museo y ahi era feliz dando gritos) (he intentado poner otra foto, de un retablo que habia en la capilla de la colegiata y que yo no vi, pero que al verlo en foto me encantó, pero el blogger me dice que nanay de la china)

Después le tocó el turno al Monasterio de la Santa Espina, que a mi personalmente me impresionó por su austeridad y por el calor que desprendía la iglesia aún estando sus paredes vacías. También me quedé sin ver la espina, que según dice la tradición es una espina de la corona de Cristo, bañada en plata para conservarla del paso del tiempo, y expuesta en este Monasterio en una ornacina a la que se accede por un pasillo estrecho no sé si también con escaleras. Yo en ese momento esta ocupada con la niña que se había quedado dormida en mis brazos, así que, como era feliz con su abrazo, no me preocupó si había escaleras, pasillos angostos o mil sitios inaccesibles a los que acceder.

La comida fue un poco excesiva, patatas a la riojana y callos con garbanzos. Todo, como no, con pimentón. Una servidora se ganó la bronquilla de la dueña al no querer seguir empapuzándome después del segundo plato de patatas -no comes nada, niña, tienes que cuidarte, te hago otra cosa. No gracias, muchas gracias. (socorro!! )

Por la tarde, siesta de algunos, sobremesa relajada de otros, y vuelta a salir. Paró de llover, así que todo fue más fácil. Medina de Rioseco, canal de Castilla, una maravilla de barquito, tipo rio Misisipi, que nos llevó 8 km a traveés del canal, para disfrutar de los chopos y de los campos de castilla nuevamente. Muy relajante la verdad, el agua te mecía y un sopor estupendo se iba apoderando lentamente de ti (otro intento frustrado de poner fotos) Yo dejé el estrés de Madrid en esas aguas. Pobre del que beba de ellas, acabará contagiándose de mi mala idea!!!. Misa en Medina, copilla en un bareto que me recordó a uno de Pamplona en mi época estudiantil, y vuelta a Santa Eufemia.

Cena en casa, con abundante pimentón otra vez...y sobremesa en casa. Dvd con fotos, historias, recuerdos, situaciones ya olvidadas, gente que se quedó por el camino, y mucho, mucho cariño. Y muchas, muchas risas.También despedimos la soltería de dos de nosotros casi, casi como se merecían, y a dormir.

Domingo. Yo me desperté con algo de cansancio en el cuerpo, algo de resaquilla por el vino y la sidra, y animada por el buen día que hacía. Fuimos a ver una Iglesia del siglo X, en San Cebrian de Mazote, que a mi personalmente me encantó por su singularidad, paseamos por el pueblo un ratín y nos fuimos para Ureña, pueblo situado en el interior de una muralla del siglo XV, con sus torres y almenas, su patio de armas con cementerio incluido, y las puertas y portones que parecen proteger a la gente de la villa. Pasear por sus calles, fue como trasladarse a otra época, en cualquier momento podía aparecer un caballero medieval, con malla, armadura y caballo. Una maravilla que yo no esperaba encontrar. (ver la foto que he conseguido subir)

Finalmente, después de comer, vuelta a Madrid, parada estratégica en Tordesillas, para comprar dulces, cómo no, y después de un bonito atasco en el túnel de Guadarrama llegamos a casa felices y agotados.

20 octubre 2005

CUANDO LAS CIUDADES HABLAN...


¿No habéis sentido nunca que las ciudades quieren contarnos algo?

Es esa sensación que te llega en un susurro cuando paseas por sus calles, una tranquila noche de primavera, o mientras las recorres en coche una mañana cualquiera bajo el cielo gris y sobre el suelo mojado.

Se empeñan en contarte cómo es su carácter, en desnudar su intimidad, y abrazarte como quien se siente falto de cariño, olvidado en un rincón.

Y es que Córdoba es Imperiall, llena de señorío, del que no se aprende en ninguna escuela, del que nace con uno en la cuna. Elegante, que no pedante. Noble, no altiva. Sobria que no lejana. Conquistadora de culturas y razas, que nunca ciudad conquistada.

Y miro yo en sus calles, las casas blancas, vestidas de volantes amarillos, los tejados recién lavados y los naranjos estrenando su viejo traje verde oscuro, que parecen esperar el paso de una cortejo.

Por un callejón estrecho asoma un arco mozárabe que me guiña su ojo contándome como a sus pies se hizo historia. Y frente a él, al otro lado de la calle, la muralla cristiana, le contesta que ella sabe muchas mas.

En una esquina imponente, como un cíclope, un templo romano, mira con mal disimulado enfado el ruido y el polvo de esas obras que algún concejal considera un gran proyecto de futuro pero que a él le hacen sentirse desnudo como si violasen su personalidad y robasen sus secretos.

Y en una plaza pequeña y perdida, una blanca esquina esconde una sinagoga siempre alabada, siempre añorada, por aquellos que se fueron de ese su barrio adorado, que conserva su nombre y su encanto.

Y el Guadalquivir, elegante y tranquilo, fluye con nostalgia bajo sus pies, acariciando suavemente con sus aguas lo que todos consideran su mayor tesoro: ese patio de naranjos y palmeras, esos arcos repujados llenos de misterio, que huelen a traiciones y leyendas a los que unos llaman catedral y otros llamaron mezquita.

Orgullo de los Omeyas que vinieron del este, y que sin quererlo se enamoraron de la ciudad como yo esta gris mañana de otoño en la que Córdoba me contó como era.

19 octubre 2005

Si yo fuera rico

Lo de siempre... si yo fuera rico... o sea, si tuviera mil millones de euros me compraría, sin duda, mil millones de chicles de un euro... o mil millones de canicas de un euro... o quiza mil millones de nubes de azucar de un euro.

Y está claro que uno hace lo que sabe y yo sólo sé comprar chicles, canicas y nubes. A un euro. No me pidas que compre otras cosas. Tampoco me pidas una integral porque no sé qué es. No me pidas un libro porque todos los que tengo ya están escritos o quizá porque todo lo que siempre quise decir sobre el papel ya lo escribió alguien. Pero sé que no fue Ricardito Bofill.

A veces uno es sólo lo que es y anda siempre con lo puesto y otras muchas no es lo que parece. Pues ya decía Metternich:

"Cuando un diplomático dice SÍ, quiere decir QUIZÁ;
cuando dice QUIZÁ, quiere decir NO;
cuando dice NO, no es un diplomático.
En cambio,
cuando una DAMA dice NO, quiere decir QUIZÁ;
cuando dice QUIZÁ, quiere decir SÍ;
y cuando dice SÍ, no es una dama"

Con eso os dejo. Poned las neuronas en marcha... y recordad que antes que escribir y poner las manos en movimiento, debéis poner la mente en funcionamiento...

11 octubre 2005

Date Prisa

El teléfono dejó de sonar antes de que me diera tiempo a descolgarlo. Con una imprecación, volví al cuarto de baño, a escupir la pasta de dientes y enjuagarme la boca en el lavabo.Después, con la parsimonia que me otorgaba saberme en paro y sin presión horaria para realizar mis quehaceres, salí al patio, a meter en el tambor de la lavadora la que, pretendía, fuera la primera colada de una larga jornada de realizar el mismo ritual. La ropa, sábanas y toallas desbordaban la cesta.

El sonido del teléfono volvió a llenar el espacio silencioso de mi casa. “Un minuto, joder”, murmuré, como si de algún modo, pudiese escucharme el que esperaba al otro lado. Coloqué las pastillas de detergente entre la ropa y puse el programa adecuado, comprobando durantes los primeros segundos que ese viejo cacharro comenzaba a funcionar en condiciones. El teléfono dejó de sonar de nuevo.

Volví a entrar en casa, con el ceño fruncido debido al breve momento bajo el sol, con los ojos sensibles aún ante el reciente despertar.

Robé una galleta de la cocina que comenzaba a quedarse blanda ante la larga exposición al tiempo, camino del dormitorio, donde me limité a extender la sábana y la colcha sobre el colchón y la almohada, en una falsa impresión de orden y pulcritud.

Otra vez, el insistente tono del teléfono golpeó contra las paredes.“Ahora te esperas, por pesado”

Qué prisas… acababa de levantarme, demonios, nada podía ser tan urgente.

Aproveché la circunstancia para quitarme el pijama y ponerme la misma ropa que llevaba ayer, holgada y cómoda para andar por casa y que, sin embargo, cumplía el educado requisito de que si recibía una visita inesperada, no atendería en ropa de dormir.Camino de regreso al salón, pasé junto al teléfono. Le eché una intensa mirada, retándole a sonar ahora. Obviamente, se mantuvo en silencio, y lanzando un sonoro bostezo, último estertor del descanso, decidí hacerme el segundo café. Dicho y hecho, con la humeante y olorosa taza en las manos, decidí comprobar, gracias al servicio gratuito de control de llamadas, quién había sido el que tan insistentemente había alterado mi apacible despertar, esos primeros minutos que todos necesitamos para despejarnos las telarañas del sueño y reencontrarnos con el mundo, el tiempo y el espacio. Descolgué, esperando que la femenina voz del servicio automático me informase de las llamadas perdidas.

“Tiene tres mensajes en el contestador. Para escucharlos, marque el uno, para otras actuaciones, marque el dos”.

Di a la tecla del 1, y esperé.

“Primer mensaje, recibido hoy a las diez, y trece minutos: Hola… no puedo soportar esto. Lo siento mucho. Lo siento… tanto. No quise que fuera así, tienes que creerme. Llámame, por favor.”

Pensamientos inmediatos: No conozco esa voz, se ha equivocado. Está angustiada, desde luego, quizá ha llorado. Suena a tema sentimental, seguro que para esta noche lo ha arreglado con su pareja.

“Si desea volver a escucharlo, marque el uno, para borrarlo, marque el dos, para salir, marque el tres”

Marqué el 2, y continúe esperando, pegando sorbos a la gratificante dosis de cafeína.

“Mensaje borrado. Segundo mensaje, recibido hoy, a las diez y diecisiete minutos: ¿No vas a llamar, verdad? Todo esto te importa una mierda… Bien. Bien. Yo no puedo más. No… puedo más. Tú lo has querido.”

Pulsé el 2, antes de que la voz automática me dijese que podía hacerlo, y pensé que la chica estaba verdaderamente alterada. Por un momento, me pregunté qué habría pasado entre ellos para causarle ese estado, y llegar, incluso, a lanzar una ambigua advertencia sobre algo de lo que yo no tenía ni idea.

“Mensaje borrado. Tercer mensaje, recibido hoy a las diez y diecinueve minutos: ¡Maldito seas!... Te odio. Voy a hacerlo, sabes que soy capaz de hacerlo. Aquí tengo las pastillas, y una botella de ron. A y media, si no me has llamado, voy a tomarme estas putas pastillas, ¿lo oyes? Que te jodan.”

La taza, camino a la boca, se quedó inmóvil a medio camino. Mierda. Menuda mierda. ¿De qué iba esto? La voz del servicio gratuito de la compañía telefónica seguía diciéndome qué opciones tenía para borrar, conservar o salir. La mirada se fue a la muñeca, en un acto reflejo.

Las 10:30 en punto.
Joder.
Mierda.
Le di a la tecla de colgar, y volví a esperar.De nuevo, la femenina voz automática me informó de que tenía un mensaje. Esperé, dejando la taza en la mesa, pasándome la mano por el cabello. Qué mierda.

“Tiene un mensaje, recibido hoy a las diez y diecinueve minutos, desde el número…”

Encontré un bolígrafo negro y tomé una factura del mismo teléfono, que solía guardar en el mueble, apuntando el número del teléfono móvil que la voz indicaba. Volví a mirar el reloj. Y 32. Joder, que sea una broma.

Volví a colgar y a descolgar, marcando rápidamente. Sonaron cuatro tonos.

-¿Sí?

La misma voz de los mensajes. Más tranquila. Cerré los ojos, rogando.

-Hola. Yo… te has equivocado. Me has dejado los mensajes a mí. No a él. No sé quién es él, ni tú. Mierda. ¿Estás bien?

Una risa grave, herida, mortalmente cínica. Dos palabras, y después el sonido de teléfono comunicando.

-Demasiado tarde.

Escrito por Libussa en Crónicas Sildavas

No es mío, pero navegando, lo encontré, me gustó por lo terriblemente cínico y desesperante que es. Y porque en mi mundo de fantasía multicolor veo a la poli, la ambulancia... y el llegar a tiempo.

10 octubre 2005

Quiero ser friki!!!

Nunca he sido culta, y nunca me las he dado de culta. Yo leo porque me entretiene, la historia no me gusta demasiado, la literatura muchísimo, el arte si me lo explican, y la música me gusta sólo lo que me gusta... y todo lo que sea friki o con atisbos de serlo, no lo entiendo, ni aunque me lo expliquen.

Ayer hablando con un amigo, me contaba entusiasmado el increible mensaje que peliculas como la noche de los muertos vivientes tiene. Intenté hacer un esfuerzo, lo prometo, intenté adivinar qué mensaje profundo había detrás de un zombie que se come a todo un pueblo... y no conseguí saberlo. Crítica de la sociedad de la época, me decía mi amigo, 1968, año en el que nací yo, en el que mataron a Martin Luther King, en el que EEUU lanzó tres cohetes, el apolo V , el VI y el VII año en el que asesinaron a Robert Kenedy, en el que hubo una masacre de estudiantes en México.... y muchas cosas más según pude ver en el listado de efemérides de 1968. Y ninguna de ellas las vi criticadas en la peli... ni en otras pelis que son de culto, y que tambien deben ser críticas de otros años, y otras sociedades, sin que yo en mi supina ignorancia llegue a sospecharlo jamás.

Para mí, y digo para mí, el cine y la literatura tienen que cumplir un fín primordial: Entretener y relajar. O sea, conseguir un electroencefalograma plano del todo durante dos horitas. Si una película es costumbrista, una obra de arte según los grandes críticos de cine, con una fotografía espectacular, puedo asegurar que a los dos minutos y medio yo estaré roncando, por mucho que le den mil oscar al mes siguiente. Si un libro no coge mi atencion desde el primer momento, olvídate, lo dejaré a medias, aunque un libro tiene que ser muy malo y estar mal escrito para que lo abandone por falta de interés en él. La literatura me apasiona, aunque no soy de las que se saben el listado de novelistas rusos del siglo XV ni las generaciones literarias cronológicamente. Lo escrito me transporta a otros mundos en los que me encanta vivir, porque en ellos no tengo que hacer ningún esfuerzo para sobrevivir :) Por eso leo todos los dias un buen rato. Lo que tenga a mano, me da lo mismo, leo porque lo necesito, lo necesita mi alma.

Sé que me pierdo un mundo lleno de posibilidades, de arte, de aventuras, de conocimientos, de mil cosas que soy incapaz de abarcar. Sé que intentaré aprender de mis amigos frikis, y que algún día, cuando sea mayor que ahora (cosa dificil) a lo mejor consigo saber cuando un comic es bueno, y cuando es malo, cuando una "nueva música" es novedosa de verdad o es un simple plagio, cuando tiene influencias de un músico u otro, cuando a un autor literario le ha influido de verdad un acontecimiento concreto de su vida, o cuando una peli de zombies es una crítica social.

Queridos amigos frikis, tened paciencia conmigo. Intentaré aprender y si no lo consigo no me lo tengáis en cuenta, por favor!!!

07 octubre 2005

Todo se transforma

Tu beso se hizo calor,
Luego el calor, movimiento,
Luego gota de sudor
Que se hizo vapor,
luego viento
Que en un rincón de la rioja
Movió el aspa de un molino
Mientras se pisaba el vino
Que bebió tu boca roja.

Tu boca roja en la mía,
La copa que gira en mi mano,
Y mientras el vino caía
Supe que de algún lejano rincón de otra galaxia,
El amor que me darías,Transformado,
volvería un día a darte las gracias.

Cada uno da lo que recibe
Y luego recibe lo que da,
Nada es más simple,
No hay otra norma:
Nada se pierde,
Todo se transforma.

El vino que pagué yo con aquel euro italiano
Que había estado en un vagón antes de estar en mi mano,
Y antes de eso en Torino,
Y antes de Torino, en Prato,
Donde hicieron mi zapato
Sobre el que caería el vino.

Zapato que en unas horas buscaré bajo tu cama
Con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
Que compraste aquella vez en salvador de bahía,
Donde a otro diste el amor que hoy yo te devolvería

Cada uno da lo que recibe
Y luego recibe lo que da,
Nada es más simple,
No hay otra norma:
Nada se pierde,
Todo se transforma.

Jorge Drexler

Me gusta esta canción, la letra, y lo que significa. Besos a todos.